Fotógrafo de hoteles, restaurantes e interiores en Teruel, Aragón, España.
La sesión tuvo lugar en el impresionante Hotel Consolación, situado en la comarca del Matarraña, en la provincia de Teruel, Aragón, una joya del diseño minimalista enclavada en plena naturaleza. El cliente buscaba una sesión completa de fotografía de interiores y arquitectura, mostrando tanto la esencia del entorno como la cuidada estética de cada espacio del hotel.
Mi objetivo fue transmitir la sensación de desconexión, calma y autenticidad que se respira en cada rincón del Consolación, combinando la arquitectura contemporánea con la tradición rural aragonesa. Lo que hizo especial este proyecto fue su equilibrio entre paisaje y diseño, donde cada encuadre se convirtió en una historia visual de paz y elegancia.
En el restaurante se pueden degustar diferentes vinos de la zona. En la fotografía se puede observar una mesa con platos y copas de vino, camarera sirviendo vino, en el restaurante del hotel Consolación, con pared de piedra que aporta un toque rústico y relajado al ambiente.
Imagen de mesa preparada en el restaurante del hotel de Teruel, iluminada con luz natural, ideal para disfrutar de un ambiente rústico y acogedor.
Para este trabajo, el reto fue reflejar la dualidad entre lo contemporáneo y lo rústico. El Hotel Consolación combina cubos de hormigón y cristal con materiales nobles como la piedra y la madera reciclada, creando una atmósfera de lujo sobrio y conexión con el entorno.
Realicé fotografías de las habitaciones-cubo con sus espectaculares vistas al campo, las zonas comunes donde predomina el mobiliario de autor y la sobriedad escandinava, y algunos detalles del restaurante que conserva la esencia original del edificio. También capturé el exterior, sus senderos rodeados de monte bajo, y finalicé la sesión con una fotografía de la piscina, perfectamente integrada en el paisaje.
Uno de los mayores desafíos fue jugar con la luz natural cambiante, especialmente en interiores con ventanales panorámicos. Aproveché esos contrastes para resaltar texturas, materiales y la armonía arquitectónica sin necesidad de añadir artificios.
Este reportaje se diseñó con la intención de ofrecer al visitante digital una ventana fiel a la experiencia real de alojarse en el Hotel Consolación. Cada imagen busca conectar emocionalmente con quien la observa, mostrando más que un espacio: una forma de vivir el descanso. La fotografía de hoteles no se limita a mostrar una cama o una fachada; es una invitación al viaje, a la calma, al diseño y al alma del lugar.
«Este proyecto ha sido un regalo para el alma. Fotografiar el Hotel Consolación fue como detener el tiempo y dejarse abrazar por el silencio. Me impactó profundamente cómo un lugar puede ser tan moderno y tan ancestral al mismo tiempo. Cada encuadre fue una meditación, y me hizo recordar por qué amo capturar la emoción del espacio bien diseñado. Volvería sin duda.»
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